Se dice que viajar es un placer, y es verdad. Sobre todo cuando haces viajes cortos y bien ligera de equipaje.

Sigue siendo un placer aunque, a pesar de la experiencia tienes nervios en todo el cuerpo, que se te escapa el avión, que no llegas al tren que tienes previsto.

Cuando llevas tan sólo tu bolso, porque sabes que por la noche vas a dormir en casa, vale.

Pero unas veces tienes que salir cargada de equipaje. Resulta que tienes que bajar las escaleras con tus tres maletas a cuesta, porque el bolso que llevas es una maleta, debido que no hay ascensor y no encuentras a quien te pueda echar una mano. Y menos mal que no tengo que hacer tránsito. Puedo tardar siete minutos en pasar de un andén a otro cuando tan sólo dispongo de cinco para hacer el recorrido.

Total! Que no estoy tranquila hasta que llego al aeropuerto y haya facturado las maletas. 

Eso sí, los de los vuelos ganga y el equipaje puede ser un tema interesante a exponer en otro momento.

Mirando a ninguna parte con el paisaje nevado de fondo. Realmente un momento inolvidable.

Me he sentido actriz protagonista de un teatro excepcional. No tiene nombre

Aunque la ciudad de Freiburg dispone de muchos espacios verdes, el Schlossberg supone un auténtico pulmón además de genial paseo y vistas panorámicas

Satisfecha y feliz después de visitar la exposición ¡Hola Prado! 

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En el castillo St. Mena a orillas del Rhin entre Boppard y Koblenz. Un enclave con vistas maravillosas al río y protegido por un amplio bosque.

¿Quien no soñaría con vivir en una casita así?

Un espacio inmenso en mitad de la Selva Negra con vistas a Freiburg y mucho más. Interesante para los amantes del senderismo o, como muchos sufrimos, curarnos los bronquios de la polución.

En casa, pensando cuál puede ser mi próximo movimiento. ¡Menuda preocupación!